Neurocientíficos desarrollaron una forma de detener convulsiones epilépticas en ratones con señales de luz de fibra óptica.
La nueva técnica podría, potencialmente, mejorar las opciones de tratamiento epiléptico, principalmente para aquellas personas que sufren síntomas más severos de la enfermedad.
El profesor y catedrático de anatomía y neurobiología de la Universidad de California, Ivan Soltesz y sus colegas, usaron un ratón con epilepsia del lóbulo temporal y crearon un sistema computacional basado en electroencefalografía (EEG, por sus siglas en inglés) que activa finos cables ópticos implantados en el cerebro cuando detecta una convulsión en tiempo real.
Posteriormente, estas fibras ‘activan’ proteínas fotosensibles llamadas opsinas, que pueden estimular o inhibir neuronas específicas en ciertas regiones del cerebro durante las convulsiones, dependiendo del tipo de opsina.
Los investigadores, que dieron a conocer sus resultados en la revista Nature Communications, descubrieron que este proceso podía detener convulsiones eléctricas en curso y reducir la frecuencia de ataques tónico-clónicos graves.
“Este enfoque es útil para ayudar a entender cómo ocurren las convulsiones y cómo se pueden detener de manera experimental”… “Quizás, los esfuerzos clínicos que afectan a un número reducido de células y solo en el momento de una convulsión algún día puedan superar muchos de los efectos secundarios y las limitaciones de tratamientos disponibles en la actualidad”, señaló Soltesz.
Más de 3 millones de estadounidenses sufren de epilepsia; una enfermedad de convulsiones espontáneas recurrentes que ocurren imprevisiblemente, que a menudo causa cambios en la conciencia y que puede impedir realizar actividades normales tales como conducir y trabajar.
En al menos cuarenta por ciento de los pacientes, las convulsiones no son tratables con medicamentos existentes. Incluso en aquellos cuyas crisis son bien controladas, los tratamientos pueden tener importantes efectos secundarios a nivel cognitivo.
Aunque el estudio se llevó a cabo en ratones, no en humanos, Soltesz señala que este hallazgo podría ofrecer una mejor alternativa a los dispositivos de estimulación eléctrica disponibles en la actualidad.
Financiaron el estudio: Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), la Fundación para la Epilepsia (EFA, por sus siglas en inglés) y la Fundación George E. Hewitt dedicada a la investigación médica.